En las sesiones de coaching, en las de psicoterapia, en las grupales de Acting&Coach…. trabajamos siempre la presencia. Presencia llamamos a la capacidad para garantizar estar aquí y ahora, pendiente de forma sincera de la persona que tenemos delante, sin juzgarla, sin sacar conclusiones de lo que nos está diciendo, sin pensar más allá, ni siquiera en qué haríamos nosotros si estuviésemos en esa misma situación. La presencia nos garantiza estar al 100% para el otro, para el grupo o la persona que tenemos delante, en la certeza de que lo más necesario en ese momento es nuestra escucha, sin juicios, sin consejos, sin valoraciones….

Si no cultivas tu presencia, si no estás en el presente, si no estás en el aquí y ahora, ¿qué ocurre? Ocurre muy a menudo que cuando alguien nos habla y nos plantea una situación, un problema…. nos vamos de la conversación, nos situamos de manera casi instintiva en qué haríamos nosotros, nos dejamos llevar por nuestro propio diálogo interno y nos empezamos a escuchar a nosotros mismos, conscientes de que, en pocos minutos, vamos a ser capaces de emitir un juicio y ofrecer generosamente un consejo.

Pero no es eso lo que los demás necesitan de ti. El que está planteando una situación quiere, en primer lugar y por encima de todo, ser escuchado. Después, ser escuchado (nuevamente) y sin juicios. Y más allá, quiere ser escuchado (más aún) y no necesita consejos, precisamente porque los consejos llevan aparejados dos factores a tener en cuenta: por una parte, son la consecuencia de un juicio, y, por otra, son la ‘demostración’ aparente de que uno sí ha sabido dar solución a un problema que el otro, incapaz, no ha podido superar.

Por eso, siempre decimos en coaching, en psicología, en terapia gestalt… que es muy importante estar en el aquí y ahora, cultivar la presencia, porque la presencia es, sobre todo, el desarrollo de una capacidad que nos permite escuchar sin juicios. Y que hace posible, al mismo tiempo, entablar una conversación sincera desde el punto de vista de la persona que tenemos delante. Pongamos un ejemplo: si una persona nos plantea una determinada situación , tenemos dos opciones: o podemos escuchar y preguntar, ayudar a que ella misma vaya viendo soluciones; o también podemos escuchar, emitir un juicio y dar un consejo desde nuestro punto de vista. En la primera situación estamos conectando con él/ella. En la segunda, el escuchante no empatiza, no está en la persona que plantea el problema, sino que está en sí mismo, en su juicio y en la solución que él mismo daría.

Para cultivar la presencia es fundamental desarrollar una actitud ante la vida. Y no se trata de una actitud que deben cultivar sólo los profesionales del coaching o la psicoterapia. A éstos se les debe presuponer esa capacidad como aptitud (con p). La actitud de la presencia, de estar presente, de estar dispuesto, de atender y escuchar… se consigue con una práctica basada en la capacidad de escucha, por una parte, y en el desarrollo de habilidades que permitan mayor capacidad de concentración. En pocas palabras, mi capacidad para conectar con los demás depende, en gran medida, de mi deseo y mi disposición a la escucha, de que yo sea capaz de evitar hacer juicios y dar consejos. 

El vídeo que puedes ver en este post debe ayudarte a desarrollar, poco a poco, esas capacidades. La escucha sincera no se consigue en un día. Ni siquiera se consigue con sólo quererla. Como todo en la vida, es un hábito. Y los hábitos se adquieren después de mucha práctica. Mira este vídeo y empieza a desarrollar estos hábitos poco a poco. Y ya sabes: cultiva tu capacidad para estar aquí y ahora, para estar en el presente, para tener presencia. Sólo así conseguirás desarrollar tu escucha sincera, conectarás con el otro y empatizarás. Verás cuánto puede mejorar también tu vida personal.

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