Os lanzamos una pregunta, a ver si os animáis a participar: ¿Quién te ha marcado en tu educación? ¿Qué cualidades tenía? Compártelo con nosotros, escríbenos, cuéntanos. La capacidad para motivar, generar capacidad de cuestionarse, el compromiso, la escucha…¡¡Oh, capitán, mi capitán!!

Y os dejamos un par de muestras. La primera, una Conferencia TED en Río de la Plata, titulada ‘Profesores que dejan marca’. Para tener en cuenta y para valorar, todavía más, la importancia de los profesores.

Y y la segunda, el poema de Walt Whitman “¡Oh, Capitán, mi capitán!”, escrito en memoria del presidente Abraham Lincoln, justo después de su asesinato, en 1865. Dedicado, de nuevo, a una persona que dejó huella.

¡Oh, capitán, mi capitán!
¡Oh, capitán!, ¡mi capitán!, nuestro terrible viaje ha terminado,
el barco ha sobrevivido a todos los escollos,
hemos ganado el premio que anhelábamos,
el puerto está cerca, oigo las campanas, el pueblo entero regocijado,
mientras sus ojos siguen firme la quilla, la audaz y soberbia nave.
Mas, ¡oh corazón!, ¡corazón!, ¡corazón!
¡oh rojas gotas que caen,
allí donde mi capitán yace, frío y muerto!
¡Oh, capitán!, ¡mi capitán!, levántate y escucha las campanas,
levántate, por ti se ha izado la bandera, por ti vibra el clarín,
para ti ramilletes y guirnaldas con cintas,
para ti multitudes en las playas,
por ti clama la muchedumbre, a ti se vuelven los rostros ansiosos:
¡Ven, capitán! ¡Querido padre!
¡Que mi brazo pase por debajo de tu cabeza!
Debe ser un sueño que yazcas sobre el puente,
derribado, frío y muerto.Mi capitán no contesta, sus labios están pálidos y no se mueven,
mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad,
la nave, sana y salva, ha anclado, su viaje ha concluido,
de vuelta de su espantoso viaje, la victoriosa nave entra en el puerto.
¡Oh playas, alegraos! ¡Sonad campanas!
Mas yo, con tristes pasos,
recorro el puente donde mi capitán yace,
frío y muerto.
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