Aunque parezca increíble, engañar es un arte no apto para todos los públicos. Su práctica efectiva requiere de una importante actividad cerebral e implica un intenso ejercicio de memoria y control de los gestos y las emociones.
La falsedad se intuye también con los movimientos de la cabeza que contradicen el mensaje verbal.
Para NTMM, no existe un mecanismo fiable para detectar la mentira, pero hay ciertos gestos que inconscientemente nos hacen dudar.
Si quieres saber más, pincha la fotografía y lee un artículo de El País.