Anteayer os invitábamos a escribirnos sobre qué personas os han marcado, cuáles os han dejado huella. De entre las experiencias recibidas, hemos seleccionado la de Antonia (omitimos el apellido para que no se ruborice más). Preciosa historia. 

Antonio nos envía su experiencia
Antonia nos envía su experiencia

Nunca olvidaré a mi profesor de primaria: Don Pascasio. Recuerdo que la primera vez que le vi me asustó un poco, pues era un hombre barbudo, con aire gruñón y de rectitud en apariencia victoriana. Sin embargo, pronto me di cuenta de que se trataba de un tipo excepcional, que adoraba a los niños y cuya vocación por la Enseñanza estaba fuera de toda duda. 

Este hombre tuvo la capacidad de ayudar a que el destino de la gran mayoría de los 45 niños que compartimos desde 2º en mi caso (llegué a Cádiz con 7 años) hasta 5º de EGB se transformara para siempre. Comenzamos a sentir que teníamos la capacidad de cambiar nuestro rumbo en la vida. Nosotros, que veníamos de un barrio marginal, donde la droga campaba a sus anchas, y las historias de abusos, maltratos, alcohol enmarañaban la infancia de muchos, podíamos hacer que nuestra vida fuera otra. Más allá de las mates, lengua, ciencias sociales… nos enseñó que podíamos soñar, que con nuestro esfuerzo e ilusión podíamos llegar donde quisiéramos, que todo dependía de nosotros. 

Os contaré varias anécdotas:

Como la biblioteca del cole era muy escasa, él nos indicó unos libros de lectura que teníamos que comprar, uno cada niño. Cada dos semanas nos íbamos pasando los libros entre los compañeros y hacíamos una compresión escrita de lo que nos había parecido con preguntas abiertas escritas por él.  Gracias a este sistema descubrí a Momo, la Historia Interminable, el Principito (que hoy día sigue siendo de mis libros favoritos)… Después dejamos los libros en la biblioteca para que otros niños disfrutaran de ellos.  Nos llevó al teatro… nos enseñó ajedrez… de hecho a mí se me dio muy bien y junto a otros dos compis llegamos a participar en torneos a nivel de Andalucía..

En Ciencias hicimos entre toda la clase un relieve de la península ibérica que fue alucinante… a todos se nos quedó grabado. Le daba mucha importancia a la expresión artística, al dibujo.. aunque ése no fue mi caso, algunos ganaron premios de dibujo alucinantes. Todavía me emociono cuando me viene la imagen de J. D. llorando al recibir  todas las acuarelas, tintas, carboncillos, difuminos, lápices de color que ganó una vez. Recuerdo que una vez hicimos un concurso de canciones, que fue desastroso , pero tan divertido… Y que para el examen de fin de curso preparaba un campeonato de preguntas , siempre por equipos. Era muy gracioso cómo exageraba cuándo dábamos la respuesta correcta  y cómo, a través de sus malintencionadas preguntas, nos inducía a cuestionarnos casi todo. En fin,  son tantos recuerdos maravillosos….

Hace un año, gracias a Facebook nos reunimos gran parte de los niños de aquella clase. Me entusiasmé  mucho al  saber de ellos,  quise conocerlo todo, cómo estaban, lo que habían logrado…  Y fue reconfortante descubrir que muchos de nosotros llegamos a tener nuestro título universitario, que algunos son artistas, otros cocineros…. y todos , absolutamente todos, continuamos con  la misma ilusión por la vida que cuando teníamos 10 años.  Por supuesto que nosotros somos los que hemos trazado  nuestro camino, pero tener la suerte de que en el mismo se crucen personas  tan maravillosas como este quijotesco profesor, hacen que algo en ti se ilumine y cambie en tu vida.

A lo largo de mi historia he olvidado encuentros, amigos, amantes, pero nunca olvidaré a este héroe revolucionario que transformó mi pequeño universo. No es que fuera el profesor más maravilloso que he tenido, es que es una de las personas más importantes que han pasado por mi vida . Y aquí mi pequeño homenaje.

Share This