
Esta frase de Jung, médico psiquiatra, psicólogo, ensayista suizo y figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis, nos hace reflexionar sobre lo difícil que nos resulta estar ahí, en ese espacio de incertidumbre que es la duda y todo lo que hacemos a veces para evitarla. Para nosotras, la duda es necesaria en todo proceso creativo y confiamos en su fertilidad.