TENGO MIEDO A HABLAR EN PUBLICO

Eduardo Sanz Márquez , Terapeuta Gestalt y Abogado.

Sí. Tengo miedo a hablar en público. Cada vez que tengo que hacerlo me pongo nervioso, incluso desde días antes. Envidio a la gente que disfruta haciéndolo. Esos que cogen el micrófono como si fuera suyo y parece que no quieren soltarlo. Para no quedar por debajo de ellos suelo buscarles el fallo, o a veces escojo pensar que son unos vanidosos engreídos. Pero en el fondo sé que lo hago sólo para tapar que mi autoestima no está como me gustaría, pues, de ser así, no tendría problemas ni con ellos ni con enfrentarme a ningún auditorio por muy numeroso que éste fuera.

Pero…¿De dónde viene este miedo a hablar en público? Supongo que como todos, o casi todos, de nuestra infancia. En mi caso mi padre siempre ha detestado hacerlo. Así que por herencia o por aprendizaje parece que asocié el hecho de hablar en público a algo peligroso. Mi tío, sin embargo, es un gran orador, y todos mis primos, o al menos cuatro de los cinco, disfrutan haciéndolo. También es cierto que el colegio no ayudó. Estábamos todos esperando que alguno de clase le tocase hacerlo para descuajeringarlo con nuestras burlas. Parece claro que se trata de un tema de confianza, de seguridad, de autoestima, por lo que todo lo que sea hacer trabajo personal en este campo será de buena ayuda para vencer tanto este miedo como muchos otros.

¿Le pasa a mucha gente, o soy el único? En España, al 85% de la población le da miedo hablar en público. Esto hace al menos que no me sienta un bicho raro, aunque sólo sea por aplicación de lo de mal de muchos, consuelo de tontos. Pero de lo que da una idea es de la mala salud de la autoestima en este país, y supongo, aunque no he revisado otras estadísticas, que también en los demás. Vivimos demasiado pendientes de lo que piensan los otros. Estamos muy poco en nosotros mismos, en darnos valor, querernos y aceptarnos. Sí, sí, fácil decirlo, pero… ¿Qué hago con ello?

En España, al 85% de la población le da miedo hablar en público. Vivimos demasiado pendientes de lo que piensan los otros.

Pues a trabajarte toca. A ver qué escala de valores tienes, qué importancia das al éxito o al fracaso, qué es para ti triunfar o fracasar, cómo eres de juez contigo mismo y para qué… y no sigo porque no paro. Es un trabajo para toda la vida. Os lo dice quien lleva en ello ya unos años y todavía está a la salida del pueblo. Siento no tener la pildorita mágica, pero es que no la hay. Lo que sí puedo ofreceros son unos consejos que seguramente ayuden (pues a más no me atrevo, al menos por ahora):

1.- Preparar y practicar antes siempre ayuda, sobre todo porque te da confianza sobre lo que quieres decir, y eso reduce la incertidumbre que suele ser ocupada por el miedo. Las ideas claras, además, siempre hacen más fácil que lleguen las palabras.

2.- Haz ejercicios de respiración profunda abdominal. Esto ayuda a mandar mensajes a tu cerebro límbico de que no hay que temer, además de oxigenarlo. Elsa Punset recomienda beber un vaso de agua justo antes, pues se manda al cuerpo la emoción de que no pasa nada, ya que ante un peligro nunca nos detendríamos a beber.

3.- Aunque estés nervioso, haz como si nada. El miedo generalmente sólo lo notas tú.

4.- Observa el miedo y déjalo pasar. Si se queda un rato, déjate acompañar por él. Los que practiquen meditación entenderán esto mejor. El miedo no eres tú, sino una emoción que se observa como lo haría un testigo, y ella misma se desvanece.

5.- Ponle pasión y energía y concéntrate en el mensaje. Tú no eres más que el medio. Lo importante es lo que tienes que decir, y lo que puede ayudar tu conocimiento a los demás. Tu habilidad para hacerlo es solo ego. No seas protagonista, y quítate de en medio.

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